viernes, 9 de septiembre de 2022

The Last Guardian: ¡Trico hazme caso!

 Hola a todos.

Este verano estoy aprovechando a jugar varios juegos no muy largos y que tenía pendientes desde hace mucho. Si recientemente fue Kena y anteriormente Nier Automata (de este no he hecho aun la reseña), ahora le ha tocado el turno a The Last Guardian.


 

Para quien no lo recuerde fue un juego de desarrollo bastante tortuoso que se anunció para PS3 y acabó saliendo en PS4. Era un juego en el que había puestas muchas expectativas tras el anterior juego del estudio Shadow of The Colossus y, sinceramente, creo que no se cumplieron del todo. En breve veremos los motivos.

Nos encontramos un juego principalmente de puzzle y algo de plataformas en el que manejamos a un chico que quiere escapar de una especie de fortaleza y, para ello, deberemos ayudarnos de una criatura llamada Trico (una especie de animal con pico, patas de ave, morfología tipo perro y una cola que lanza rayos). En el juego no habrá combates clásicos, y es que aunque en ocasiones nos encontramos una especie de armaduras animadas, el chico no tiene ningún ataque, y se las tiene que ingeniar para conseguir que Trico pueda ponerse cerca de dichos enemigos y los destruya.

Como digo, durante el juego básicamente lo que haremos es investigar los entornos y encontrar caminos, accionar mecanismos y resolver los problemas que nos permitan ir avanzando a la siguiente sala. La diferencia con otros juegos es que para conseguirlo generalmente necesitaremos la colaboración de Trico, al cual jamás manejaremos, aunque sí que podremos darle ordenes sencillas para intentar que haga lo que queremos que haga (lo cual, sobre todo al principio del juego, no siempre es así, ya que Trico muchas veces hace lo que quiere).

Tendremos que resolver diversos puzzles para avazar. A Trico no le gustan estos ojos.


Y aquí viene el gran problema del juego, muchas veces puedes saber lo que hay que hacer para continuar, pero no siempre es sencillo de llevarlo a cabo. Me explico: en ocasiones sabes que Trico tiene que interaccionar con X dispositivo, lo intentas, le llamas, le animas y puedes tirarte 5 minutos (literal) hasta que consigues que lo haga. Entiendo que han pretendido que se vea que el animal es algo externo y que no lo manejas tú, pero a veces es frustante ya que te sientes que estas luchando contra el juego más que contra el bicho. Y el segundo gran problema, que viene a colación de lo difícil que es hacer las cosas aquí, es que muchas veces el personaje no consigues que haga lo que queremos, sobre todo cuando Trico está al lado, y es que el personaje se agarra automáticamente a él y no siempre es fácil soltarte o cuando lo consigues lo haces en una mala posición... esto es un defecto muy gordo y que me ha llevado a morir en varias ocasiones. Sinceramente, es frustante e injusto cuando sientes que las muertes o el no avanzar es por culpa de la jugabilidad y no por tu torpeza, y es para mi la gran pega del juego.

Nuestro protagonista no sabe luchar, le toca el turno a Trico.


Gráficamente es un juego vistoso, con una dirección de arte característica de Fumito Ueda pero que ni de lejos es lo mejor que hemos visto en PS4. No obstante deja estampas bastante impresionantes sobre todo de los exteriores de la fortaleza. Sin embargo en interiores, es relativamente frecuente ver como partes de Trico atraviesan pareces o techos (eso molesta más que que los gráficos sean algo más modestos).

El apartado artístico es bastante bueno aunque no sea un portento gráfico.


El juego cuenta con voces en japonés (no hay mucho dialogo, solo la voz del protagonista que ocasionalmente te relata lo que fue pasando en la historia) y textos en castellano.

La duración de la primera partida oscila entre las 5 y 10 horas, pero no hay alicientes de peso para rejugarlo (salvo que pasen los años y quieras revivir la historia).

En conclusión, la baza del juego es ofrecer algo diferente a la mayoría de las cosas que nos encontramos actualmente y en global me ha parecido refrescante, si bien la forma de plasmarlo no ha sido óptima. Si tuviera que darle una calificación lo dejaría en un "Bien" simplemente, lo cual no signifique que sea ni mucho menos malo.


Hasta otro día.

Haldrich

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